Un secreto oculto durante siglos

Pinturas de San Andrés de Biáñez, en Karrantza.

Durante las obras de reparación de la iglesia de San Andrés de Biáñez, en Karrantza, hubo que desmontar un retablo de madera del siglo XVIII. Entonces emergió un fabuloso fresco del siglo XVI que ocupaba toda la pared y que había permanecido oculto durante siglos.

Las pinturas, renacentistas, ilustran la pasión de Cristo, el Martirio de San Andrés y la última Cena. Pueden contemplarse bajor eserva en una visita guiada que también se centra en la relevancia histórica de los indianos, vecinos enriquecidos en las Américas y que poblaron el valle de Karrantza con sus lujosas mansiones.

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